La lógica con la que el exfuncionario pasó al ataque es cómo habiendo declarado eso en fecha cercana a los hechos, 16 años más tarde su versión había sido contundente respecto a las presencias que describió y sin dudar las repitió cuando fue preguntada especialmente a quiénes identificaba como acompañantes del venezolano en los días del hallazgo del dinero, cuyo origen y destino real continúa en una nebulosa.

La declaración de una jornada desdoblada la completaron dos empresarios, Jorge Médica y Carlos Marino que para esa época habían participado de oportunidades de negocio con Venezuela, auspiciadas por entonces en la buena relación entre los gobiernos de Argentina y la buena sintonía con Hugo Chávez. El primero, había viajado con Uberti para un proyecto de venta de maquinaria agrícola. No conoció a Antonini y su acercamiento fue “institucional”, dijo.

El segundo sí tuvo un encontronazo con el venezolano que se presentó en su empresa intentando traficar influencias sobre PDVSA con el presunto objetivo de suministrar tubos de acero. El problema es que la firma se dedicaba a la industria lechera y el empresario lo cortó en seco. “Se molestó bastante porque me decía que me abría la puerta para hacer negocios”, aseguró el testigo sobre un breve encuentro que mantuvo con Antonini y “su hijo”, según se presentó.