El encuentro se celebró por última vez en la pequeña estación de esquí suiza en enero del 2020, con el expresidente estadounidense Donald Trump y la activista ecologista Greta Thunberg como protagonistas, y mientras crecía la preocupación por una enfermedad aparecida en China de la que todavía se sabía poco. (Foto: AFP)
El encuentro celebrado por última vez en la pequeña estación de esquí suiza en enero del 2020, con el expresidente estadounidense Donald Trump y la activista ecologista Greta Thunberg como protagonistas. 
Desde entonces la pandemia de COVID-19 ha desestabilizado la economía mundial, provocando entre otros graves problemas en las cadenas de suministro y una inflación al alza.

Y desde el pasado mes de febrero, con la invasión rusa de Ucrania, la crisis se ha agudizado, en particular con el aumento de los precios de los alimentos y la energía.

“La agresión de Rusia aparecerá en los libros de historia como el colapso del orden nacido tras la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría”, dijo esta semana el economista Klaus Schwab, el fundador del Foro, asegurando que Davos haría todo lo posible para apoyar a Ucrania y su reconstrucción.
Además de la intervención del presidente ucraniano Volodomir Zelenski el lunes por videoconferencia, está anunciada la presencia en Suiza de varios políticos ucranianos.
En paralelo, el WEF suspendió todas sus relaciones con Rusia, que desde hacía años estaba muy presente en el evento.
Excluir a los rusos fue “la decisión correcta”, según el presidente del WEF, Borge Brende.
Simbólicamente, para sustituir a la llamada Russia House (Casa Rusia) –un concurrido local habilitado cada año en Davos que concentraba toda la actividad del país–, está año habrá una Russia War Crimes House (“Casa de los Crímenes de Guerra de Rusia”), una iniciativa del gobierno ucraniano y de un mecenas del país.
“Diplomacia discreta”
Junto a la cuestión ucraniana, el foro, que reúne esta vez a unos 2,500 responsables políticos, económicos, empresariales y de la sociedad civil, abordará también cuestiones como el cambio climático, la desigualdad de género o la emergencia del metaverso.
América Latina estará muy presente, con intervenciones anunciadas de los presidentes de Perú, Colombia, Costa Rica y República Dominicana y sesiones específicas sobre la región.
El nuevo presidente peruano, el izquierdista Pedro Castillo, que necesitó una aprobación del congreso para viajar a Suiza, tiene previsto abordar temas como la recuperación económica pospandemia o el desarrollo sostenible de la Amazonía.

 

Junto a su agenda oficial, Davos es conocido como punto de encuentro diplomático. “La diplomacia discreta que permite el foro es una de las cosas que está realmente en el corazón del foro, y que Klaus Schwab considera su mayor logro”, dijo Adrienne Sorbom, profesora de sociología en la Universidad de Estocolmo y coautora de un libro sobre el WEF.

 

Pese a las críticas recurrentes que cuestionan su utilidad y su opulencia en un mundo lleno de desigualdades, el foro de Davos sigue atrayendo a líderes políticos y empresariales de primera línea
“En este Davos, en este festival de la riqueza, creo que veremos lo desigual que se ha vuelto nuestro mundo”, dijo Nabil Ahmed, de la ONG Oxfam, que hace campaña por el aumento de los impuestos a los ricos y suele asistir al foro.