Esta semana ha quedado marcada por el triunfo de la extrema derecha en Chile. Un nuevo golpe para el Gobierno de Gabriel Boric, al que la propuesta de una nueva Constitución que sustituya la aprobada en 1980, durante la dictadura de Augusto Pinochet, solo le ha traído disgustos.
El pasado septiembre fue rechazado un primer texto por la mayoría de los chilenos, a pesar de que contaba con el aval del presidente. Y este domingo, en unas nuevas elecciones para elegir a los 50 consejeros constitucionales, el Partido Republicano del excandidato presidencial José Antonio Kast logró 23 puestos, que junto a los 11 de la derecha tradicional, suman una holgada mayoría para tejer a su antojo la nueva Ley Fundamental.
Está claro que en lo que se refiere a la Constitución, Boric está fuera de juego.