El objetivo del Proyecto del Perro Polar Argentino era crear una raza canina que pudiera arrastrar pesadas cargas a lo largo de grandes distancias, que fuera fácil de criar y mantener, y que ofreciera funciones operativas similares a los transportes mecánicos.
A partir de la selección y el cruzamiento con otras razas polares, se moldeó una variedad mestiza de perro polar autóctono nacido y criado en las bases argentinas.
Lamentablemente, en 1991 se estableció el Protocolo de Madrid, que designó a la Antártida como una reserva natural mundial.
Como el Perro Polar Argentino no era una especie autóctona de la región, todos los países que tenían estos perros en sus bases debían retirarlos para proteger el ecosistema antártico.
La fecha límite para la evacuación de estos perros fue el 1° de abril de 1994.
La mayoría de los perros no sobrevivió debido a la pérdida de inmunidad a enfermedades comunes a los perros por haber vivido siempre en la Antártida, y la dificultad de realizar nuevas cruzas condujo a la extinción de la raza.