Estados Unidos desunido

La unidad nacional estadounidense siempre preocupó a los fundadores del país. El nombre, Estados “Unidos”, decreta la unidad, y la promesa de lealtad lo reitera, “una nación, indivisible”. Cada año, en el discurso sobre el Estado de la Unión, los presidentes repiten “el estado de nuestra union es fuerte”.
Las últimas decisiones de la Suprema Corte de Justicia revelan que habitamos dos naciones diametralmente opuestas sobre temas puntuales.  Una nación quiere legalizar el aborto, la otra no. Discrepan sobre las armas de fuego, sobre la separación de la iglesia y el Estado, sobre la regulaciones ambientales y los derechos de las comuidades LGBTQ.
Nueva York y California, caminan en dirección opuesta a los estados del Sur, el Sudeste.
El Congreso no unificará la nación, ahí los partidos llegan unidos y se dividen, los estados divididos son la nueva realidad.
El Congreso se “unirá” con el tema de las regulaciones medio ambientales, porque así lo quiere Foro Económico Mundial. Ellos decidieron reducir la emisión de gases que aceleran el cambio climático.
Ese grupo hará aprobar las leyes que quiera, los legisladores le obedecen, ellos controlan los fondos para campañas electorales.
El año próximo Texas decidirá en un referendum si sigue siendo parte de los Estados Unidos o se declara nación independiente.
La nación estuvo al borde de la división antes de la Guerra Civil del siglo XIX que decidió el fin de la esclavitud.  Luego de la depresión del 1929, cuando el presidente Franklin Delano Roosevelt planteó un Nuevo Pacto Social (New Deal) hubo enfrentamientos entre la Presidencia y la Suprema Corte de Justicia.
Durante las décadas del 50 y el 60,  grupos armados como los Panteras Negras y el Weather Underground amenazaron la unidad nacional.
La discusión sobre los derechos civiles y la ilegalización de la discriminación y la segregación racial también dificultaron mantener la unidad. Las dificultades pasadas fueron superadas, falta superar las actuales.
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