El efecto de la respuesta de la Reserva Federal a la inflación se siente cada vez con mayor fuerza entre los consumidores y el sistema bancario estadounidense

La morosidad en los préstamos y las tarjetas de crédito ha aumentado considerablemente entre el 2022 y lo que va de 2023.
MIAMI– La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed o Banco Central) ha subido 11 veces la tasa referencial de interés ante la alta y persistente inflación.
El valor actual se encuentra en 5,25%-5,50% y el presidente de la Fed, Jerome Powell, ha reiterado que habrá más alzas antes de que culmine el 2023.
La inacción durante más de un año del Banco Central agravó la crisis inflacionaria en Estados Unidos que en junio de 2022 llegó al récord de 9,1%.
El efecto de la respuesta de la Reserva Federal a la inflación se siente cada vez con mayor fuerza entre los consumidores y el sistema bancario estadounidense, inmerso en una crisis que no ha terminado, a pesar del silencio de las instituciones federales.
También casi de manera desapercibida públicamente, el gobierno depositó más de 300.000 millones de dólares para evitar que empeorara la crisis del sistema financiero.
Lo que no ha podido frenar Washington es el temor de los bancos al observar cómo un importante número de entidades regionales siguen bajo la amenaza de la quiebra y la adquisición por parte de los grandes consorcios.
El Signature Bank, Silvergate Bank, Silicon Valley Bank y el First Republic Bank se fueron a la quiebra en 2022. Los tres primeros fueron rescatados por el gobierno federal y absorbidos, mientras que el cuarto recibió una inyección de capital directo de 30.000 millones de dólares que desembolsaron 11 instituciones financieras; sin embargo, sus problemas no terminan.
El vertiginoso ascenso de los precios de casi todos los productos y bienes de consumo, de los servicios, seguros y otros costos de vida han generado un caos en la economía en apenas dos años y medio del poder demócrata: la inflación récord y tenaz por casi tres años, una recesión hipotecaria con 13 meses de compraventa en desplome, una subida histórica de las tasas de interés, una contracción de la actividad manufacturera durante 10 meses, un déficit comercial récord en 2021 y 2022 de casi un billón (trillion) de dólares, la cifra de puestos vacantes de trabajo llegó a los 11,9 millones junto a una crisis de mano de obra, además de la deuda pública que se aproxima a los 22 billones de dólares y una crisis en la frontera sur que ha duplicado el gasto en Washington y de gobiernos estatales limítrofes con México.
A modo de resumen, las fatídicas consecuencias las ha tenido que asumir la gran mayoría de los estadounidenses con un nivel de vida severamente mermado y un poder adquisitivo muy por debajo de los valores tradicionales en EEUU durante décadas.
Las peores víctimas: las familias de bajos ingresos, jubilados, estudiantes y la clase media trabajadora.
Con visibles beneficios para los grandes bancos (como ocurrió en el gobierno de Barack Hussein Obama), la transformación impuesta por la actual administración deriva en serios obstáculos.
Cada vez más resulta casi imposible cerrar préstamos con los bancos, que se han vuelto reticentes en medio de la presente situación y los pronósticos.
“Más estadounidenses se están atrasando en los pagos de sus préstamos de hipotecas, automóviles y tarjetas de crédito que en cualquier otro momento en más de una década, una señal alarmante de estrés de los consumidores a medida que los precios y los crecientes costos de endeudamiento comprimen el presupuesto de los hogares”, indica un artículo en The Washington Post.
Hay 70 millones más de cuentas de tarjetas de crédito abiertas ahora que en 2019, y la deuda total de tarjetas de crédito de los estadounidenses acaba de superar el billón de dólares por primera vez, según la Reserva Federal de Nueva York.
«El aumento de la morosidad y los impagos es sintomático de las difíciles decisiones que se toman en decenas de millones de hogares en este momento: ya sea pagar las facturas de tarjetas de crédito, el alquiler o comprar alimentos», dijo Mark Zandi, economista jefe de Moody’s Analytics.
Los compradores recurren a servicios de compra ahora y pago después para cubrir necesidades básicas como la alimentación. El uso aumentó un 40% en los primeros meses de 2023 y la tendencia ha continuado, según datos de Adobe Analytics.
Parece muy probable que la tasa de interés promedio de las tarjetas de crédito (que ya se encuentra en un nivel récord de 20,6%, según Bankrate.com) siga subiendo.
Los pagos de préstamos estudiantiles que estuvieron suspendidos durante más de tres años se reanudarán en octubre. Y los bancos y otros prestamistas han ejecutado medidas drásticas contra el crédito desde hace meses, un proceso que se aceleró después de que la crisis bancaria de primavera sacudiera a la industria, como indican The Wall Street Journal y el Post.
El sur de Florida, con unos de los costos de vida más elevados en EEUU, se encuentra bajo el freno de los préstamos bancarios y un alza soberbia de los intereses por parte de otras compañías de crédito.
El impacto ha sido singular. Mientras que en ciudades de Miami-Dade, Broward y Palm Beach han aumentado los alquileres y la ocupación de oficinas, e incluso se construyen nuevos proyectos comerciales; en Washington D.C., Filadelfia, Nueva York, Chicago, Portland, Seattle, San Francisco y Los Ángeles (localidades gobernadas por la extrema izquierda) se registran tasas de desocupación nunca vistas.
Según expertos, los bancos pequeños y medianos en EEUU están prácticamente fuera del negocio principal, salvo para los mejores clientes, ya que sus costos de depósito en efectivo, que durante mucho tiempo fueron casi nulos, ascendieron al 5%, lo que obliga a los prestamistas a obtener tipos de interés de la deuda que comienzan en el 7% y a menudo llegan a los dos dígitos.