
Si el venezolano de hoy insiste en seguir engañándose sobre la supuesta épica opositora de Alimentos Polar en contra de la MALANDROCRACIA de Miraflores, es porque se quedó pegao con las películas de vaqueros.
Luego del vaporón que protagonizo el difunto con la familia Mendoza, ha corrido mucho, muchísimo real. En 2008 Chávez llevó a cabo uno de sus tantos trabajos sucios, con la eterna excusa de hacer la revolución: saco a Cargill de Venezuela. Es decir, dejó a Alimentos Polar el conuco desforestado, lo que le permitió exponenciar el tamaño de su oligopolio.
Con toda seguridad un gesto de agradecimiento del difunto por las atenciones recibidas, tanto para él como al resto de sus secuaces, por los servicios prestados por el Banco de Davos, Suiza, filial de la cervecera.
El mismo Banco Suizo, por cierto, que resultó tan cómodo a Carlos Andrés Pérez, a sus Doce Apóstoles y a un gentío más de la Acción Democrática de los 70 y 80, que le robaron al país millones y millones de petrodólares en tiempos de la Gran Venezuela.
¡Lavar y planchar la plata robada en Venezuela y dejarla sin arrugas no se inventó en la Quinta!
Ahora es hasta un poco más difícil. Por eso la necesidad de eliminar las sanciones económicas internacionales que estos fulanos tienen sobre ellos y sobre las telarañas creadas con sus empresas de maletín para esconder sus fortunas.
Dinero llama a dinero. Que se sepa, Alimentos Polar monta la planta de harina precocida más grande del mundo. Con un aporte en recursos a través de créditos aprobados por la Asamblea Nacional del régimen. En la jugada: Alimentos Polar, Diosdado Cabello y Nicolasito, en representación de su padre. Todos se convierten en socios de una operación de magnitudes colosales con base en Medellín, Colombia, la tierra de Pablo Escobar.
Si usted que me está oyendo o leyendo no puede dar crédito a lo que yo estoy diciendo, pregúntese: ¿Quién imprime o embolsa las cajas CLAP que ruedan por toda Venezuela, que antes manejaba Alex Saab, hoy entretenido en una cárcel federal en este país?
Pues, entérese: ¡Alimentos Polar! La Polar lo lleva a cabo de forma directa y también a través de subcontratistas que son de su propiedad.
Es por eso es que en Venezuela todo lo acumula una camarilla; pero los trabajadores y empleados solo reciben bolívares devaluados y les niegan de manera contumaz la posibilidad de dolarizar sus ingresos.
Si el venezolano de hoy insiste en seguir engañándose sobre la supuesta épica opositora de Alimentos Polar en contra de la MALANDROCRACIA de Miraflores, es porque se quedó pegao con las películas de vaqueros.