El “nuevo” Petro, que ojalá sepulte para siempre las características negativas de su anterior versión, se ve pausado, reflexivo y seguro de que debe concertar para poder avanzar y sanar las hondas heridas que duelen a miles de habitantes de nuestro territorio.
Este Petro tranquiliza y, ante todo, contrasta con el arrogante del tapete rojo, el que preside la administración saliente de la cual ya tendremos graves noticias sobre la corrupción que se la engulló.
“El objetivo es construir un nuevo clima político … (y) luchar tanto con el sectarismo de las derechas como con el sectarismo de las izquierdas porque la polarización es eso: no es que no existan diferencias sino que esas diferencias no se tramitan a partir del sectarismo”, aseguró el presidente electo a los directivos de Cambio en su primer encuentro de fondo con los medios de comunicación.
Si hubiéramos escuchado estas frases antes de la primera vuelta adivinando cuál candidato las pronunciaba, se las habríamos atribuido a Sergio Fajardo.
O a Alejandro Gaviria. O a alguno de los miembros de la denostada Coalición Centro Esperanza que presuntamente perdió la posibilidad de llegar a la segunda vuelta porque “no tomaba posiciones”, porque era “tibia”, lo que demuestra que la posición más responsable con el país era… la de centro
¡Así es la política!